Discurso en la 102º Exposición de Ganadería de la Sociedad Rural Argentina

Buenos Aires

13.08.1988

Señor presidente de la Sociedad Rural Argentina. señores miembros de su Mesa Directiva; Señor presidente de la Cámara de Diputados de la Nación; Señor presidente de la Corte Suprema de la Justicia; Señores Embajadores; señores representantes de gobiernos amigos; señoras y señores.

Yo quiero comenzar por poner de relieve esto que está sucediendo esta tarde en la Sociedad Rural Argentina. Estas manifestaciones no se producen en tiempos de dictadura, aunque parece que algunos comportamientos no se consustancian con la democracia, porque es una actitud fascista no escuchar al orador.

No creo realmente que sean productores agropecuarios los que tienen este comportamiento, son los que muertos de miedo se han quedado en silencio cuando han venido acá a hablar en representación de la dictadura.

Y son también los que se han equivocado y han aplaudido a quienes han venido a destruir la producción agraria argentina, no son los productores agropecuarios.

Si alguien tiene interés de sacar ventaja electoral de un acto fundamental de la economía argentina, como es esta Exposición Rural, se equivoca.

Yo le agradezco al señor presidente de la Sociedad Rural Argentina, sus palabras críticas, sus vehemencias. Así es la democracia; continuamos en el diálogo de siempre y lo hacemos en esta discusión, que es la que no quieren escuchar los fanáticos en el país, la que no quieren escuchar los que se creen dueños de la verdad, la que no quieren escuchar quienes atentan en definitiva contra la convivencia de los argentinos.

No coincido señor presidente, pero le pido que continuemos esta discusión. Creo que estamos trabajando para la nación, en circunstancias muy difíciles. Creo que vivimos una crisis aguda, de la que es necesario salir. Creo que América Latina nos da, a través de las más diversas manifestaciones en los distintos países, la característica de algo que padecemos, que es la caída de los precios por una parte y la deuda externa por la otra. Por doquier y en todos lados, disminución de la calidad de vida, aumento de marginalidad, disminución de los índices sociales que ponen de relieve un estado de desesperación, que realmente sufren los pueblos del continente.

Aquí de una u otro forma, frente al egoísmo de los que no entienden, estamos realizando un esfuerzo que nos muestra con orgullo, como, quizás el único país, que, en estas circunstancias a pesar de la crisis, a pesar de todos los problemas, ha logrado revertir los índices sociales; hay menos desnutrición infantil, hay menos deserción escolar, hay menos mortalidad infantil y en esto está, desde luego la acción de todos, está la acción del sector agropecuario, está la actividad de los trabajadores argentinos, está la acción que desarrolla el sector industrial y el gobierno también que pretende acompañar este esfuerzo de la sociedad toda.

Estamos realizando este esfuerzo entonces, y había que terminar con un flagelo que nos condena a todos por igual y es el de la inflación. Y no hemos hecho nada nuevo en el tema cambiario señor presidente, a lo sumo hemos quebrado una expectativa, pero no hemos disminuido la situación. No coincido, con lo que usted dice acerca de que se han cambiado las reglas de juego. Por el contrario, por primera vez, en el país, le hemos dicho a la nación toda y en particular a la producción agropecuaria, que a fines del año que viene tendrá, como conquista fundamental –usted mismo me lo ha planteado muchas veces–el dólar libre. No era una situación que se daba, no era una situación que usted mismo esperaba, tengo entendido, y sin embargo le hemos dicho al país, vamos al cambio libre, y el sector agropecuario gozará de ese cambio libre.

Esfuerzo hacemos todos. Tenemos que exportar y vamos a exportar cada vez más. Usted habló de discriminación. El sector agropecuario importa alrededor de unos doscientos cincuenta millones de dólares. Va a sufrir un aumento en sus insumos; pero el sector industrial también importa y por el orden de los cinco mil millones de dólares. De modo que también va a sentir y va a sufrir un esfuerzo en el mayor valor de sus insumos.

Ha subido el gasoil, es cierto, pero ha subido para todos: ha subido para el sector agropecuario, pero ha subido para el transporte de pasajeros, y lo sufre también el trabajador de la ciudad.

Es el esfuerzo de una nación, porque queremos ser serios, Señor Presidente; queremos ser serios para construir el país que sabemos que nos merecemos, que no es el país de la vocinglería ni del agravio ni de la falta de respeto a las instituciones de la República, es el país de los productores de todo tipo en el país.

Es la solución lo que queremos. Queremos encontrarnos entre todos para terminar con estos espectáculos que me avergüenzan, no como radical, o como Raúl Alfonsín, sino como presidente de la Nación Argentina.

Sé, Señor Presidente, quemuchas veces nos equivocamos. ¡Cómo no lo voy a saber! Muchos años de dictadura en el país impidieron que quizá tomáramos la lección de lo que es gobernaren la Argentina. Les pido disculpas a todos por mis equivocaciones; pero tengan la seguridad que hay una pasión argentina que me mueve y que nada me va a convencer de que no es necesario seguir adelante, no me importan los votos, me importa el futuro de nuestros hijos, Señor Presidente.

Estamos para esto y de todos nosotros depende. Hubo tiempos difíciles en otras naciones del mundo.

Recuerdo de qué manera, a través de las lecturas —claro—Thomas Mann criticaba a la recuperada democracia alemana en los años veinte y en los años treinta, y recuerdo de qué forma de esta manera, sin quererlo, este gran demócrata le abrió en definitiva las puertas a Hitler. Recuerdo también de qué manera sucedía lo mismo en Italia y sé perfectamente que aquí estoy entre hombres de la democracia.

Les pido que tengan cuidado en sus mensajes. Podría sumar, Señor Presidente, críticas a las que usted me formula. Sé y comienzo por decirles a todos, como hombre humilde de esta Argentina que me ha elegido presidente, que he cometido errores, pero estoy persuadido que solamente con el esfuerzo equitativo y del conjunto, es como se han de lograr las soluciones.

Sigamos el diálogo, sigamos encontrándonos. Los invito a seguir discutiendo. No vamos a cambiar nuestras posiciones, pero estoy seguro que pueden ser perfeccionadas, que pueden ser enriquecidas. Pongámonos a discutir entre todos la manera en que podemos construir mejor la Argentina. Hablemos de la ley agraria, sumemos racionalidad a nuestra acción. Porque éste es el tiempo del análisis sereno, éste es el tiempo del reclamo serio, este es el tiempo de la búsqueda entre todos para que de una vez por todas se acaben los que, con fanatismo, pretenden llevarse adelante la nación.

Este es el tiempo de la racionalidad, es el tiempo de la seriedad, es el tiempo de la moderación, es el tiempo de la mesura, para que no vuelva la magia, para que no vuelva el fascismo,para que no vuelva el encierro, para que no vuelva la demagogia.

Esa es mi apuesta y estoy seguro que será la apuesta de la gran mayoría de los argentinos.